EL RUIDO INTERNO

Un conocido relato budista habla de dos monjes que van juntos de viaje. Para ellos una de las reglas para alcanzar la virtud era la castidad, de tal manera que incluso evitaban tocar a las mujeres. En una de sus jornadas caminaban al lado de un rio que, aunque no era muy profundo, su corriente era rápida. En ese momento una joven mujer que quería cruzarlo se encontraba en la orilla asustada por la rapidez de la corriente. Quería cruzarlo, pero no podía decidirse. Uno de los monjes, consciente de su inquietud, sintió compasión por ella y le ofreció cruzar el rio llevándola en sus hombros. Ella aceptó muy agradecida.

Los dos monjes atravesaron el rio, uno llevando un peso temporal y el otro una gran irritación, quejándose y murmurando sobre el comportamiento de su compañero de viaje. Al llegar a la otra orilla, la joven, que estaba seca y a salvo, expresó su agradecimiento al monje.

Los dos monjes continuaron su viaje, mientras el que estaba muy enfadado seguía murmurando acerca de que ellos no debían nunca tocar a una mujer y sobre lo que su compañero habría sentido al ofrecer a la joven llevarla sobre su espalda. Y así continuó durante un buen rato hasta que el otro monje dijo: “¡Hermano! ¿yo ya dejé a esa joven en la orilla y tú todavía estás cargando con ella?”

Con este relato en nuestras cabezas podemos empezar a afrontar la irritabilidad y la confusión interna que pueden inundar nuestros corazones y nuestras mentes, estropeándonos un buen día y desafiando nuestros intentos de permanecer en calma y serenidad.

RECONOCIENDO TUS PENSAMIENTOS

Cuando practicamos Mindfulness sentados o caminando tenemos siempre la lucha interna de la distracción y los pensamientos que aparecen. Sabemos que es algo normal y que la práctica de atender a la respiración y llevar el foco de atención a las sensaciones corporales nos ayuda a volver al momento presente, nos ancla al aquí y ahora. De esta forma podemos reconocer cómo son las cosas en el momento presente y empezar a observar los pensamientos que emergen y considerarlos como lo que son, eventos mentales pasajeros. Algunos de ellos pueden ser de poca importancia, como fragmentos de algún sueño. No tenemos que identificarnos con ellos, no somos nuestros pensamientos, llegan y desaparecen como nubes en el cielo.

El consejo es siempre el mismo: no luchar contra las distracciones o pensamientos que nos disturban. La manera de afrontarlos es darles espacio y reconocerlos diciéndote: ¡ah, ahí está ese pensamiento o preocupación de nuevo! y al darte cuenta, darle espacio diciéndote: ¡más tarde me ocuparé de ti!

Al hacer esto, las preocupaciones y pensamientos recurrentes se desvanecen y, si vuelven, estaremos mejor preparados para tratar con ellos. El ejercicio de atenderlos con consciencia plena nos ayudará a no quedarnos atrapados.

PARAR Y DEJAR IR

Las preocupaciones intensas son más difíciles de gestionar. A veces tienen que ver con cuestiones de trabajo o de nuestra vida familiar o quizás hemos cometido algún error que ya

no podemos cambiar o puede que esté relacionado con la ira, la culpa o el odio. Nos puede pasar que vayamos de paseo y nos llevemos nuestros problemas y preocupaciones, fijemos la mirada al suelo y nuestro cuerpo esté en tensión, ignorando la belleza de la naturaleza y de todo lo que nos rodee en nuestro paseo. O puede que emprendamos duras conversaciones de quejas y juicios con los más cercanos, pareja, hijos o padres, siempre en el intento de ponernos por encima. Sin embargo, nada de esto es productivo, ni resuelve los problemas ni nos reporta ninguna calma o bienestar. La práctica de Mindfulness es una invitación a parar y dejar ir (ejercicio que tenemos que repetir muchas veces).

Respirar despacio y observar la respiración, relajar los hombros y abrir el pecho; mirar el cielo, los árboles, las nubes, sentir el contacto de las plantas de los pies y el afecto de la gravedad, sentir la tierra que pisamos; oler el aire, oír la brisa y sentir cómo acaricia nuestra piel; permitir que los sonidos lejanos y el canto de los pájaros penetren en nuestro ser.

Por muy difícil que nos resulte, tenemos que dejar a un lado la carga que llevamos. ¿Por qué no empezar ahora y despertar al momento presente, el único momento en el que podemos vivir?

Adam Ford. Mindfulness thoughts for walkers Footnotes on the zen path. Leaping Hare Press, London, 1917, p.113-117

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Maribel Fernández Medina – Instructora de Mindfulness.

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