Nuestra actitud corporal habla más de nosotros de lo que puedas imaginarte.
Nuestro cuerpo es un claro espejo de lo que hay dentro, de cómo nos sentimos, cómo nos relacionamos con el mundo y con los demás, cómo gestionamos nuestros contratiempos etc…
Hay estudios realizados desde hace muchos años que encuentran relación incluso entre nuestros traumas de la infancia y cómo a partir de ellos nuestro cuerpo se va desarrollando de una manera u otra en la edad adulta.
Ciertamente, hay muchos factores que influyen en que nuestro cuerpo se desarrolle en buenas condiciones, tanto biológicas, como emocionales, músculo- esqueléticas, psicológicas, posturales…
Así pues, os invito a tomaros ese tiempo necesario para observaros, poder ver qué acontecimientos de tu vida hicieron mella en ti, si fueron sanados o no, qué repercusión tuvieron en la persona que eres ahora, en la imagen que tienes de ti, en cómo resuelves tus conflictos internos o con los demás.
El Pilates es una herramienta fabulosa que nos ayuda a través del trabajo consciente del cuerpo, a hacer cambios a un nivel más profundo. Digamos que entramos en un círculo vicioso donde mi actitud corporal, además de hablar de mí, condiciona la forma en la que voy a relacionarme con el mundo y conmigo mismo. Con el pilates rompemos ese círculo vicioso, dándole a tu cuerpo seguridad, potencia, control, elasticidad, un mejor control postural, propiocepción y un largo etc.
Toda esta mejora física va de la mano de una notable mejora en tu mente y en tus emociones, además de otras razones (autoestima, libertad de movimiento, capacidad de hacer cosas que antes no podías, reducción del dolor…) por la segregación de hormonas relacionadas con el bienestar.
Así, trabajando con Pilates, somos capaces de encontrar un equilibrio cuerpo-mente-emoción que nos hará sentir más plenos y felices, con mejor actitud hacia la vida, sintiéndonos capaces de gestionar mejor todo lo que nos acontece y con un cuerpo sano que responde a nuestras demandas.
Feliz semana Pilater@s!!